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El gobierno de Sánchez presenta los presupuestos de su supervivencia
El gobierno socialista español de Pedro Sánchez aprobó este viernes un proyecto de presupuesto con el que se juega su supervivencia, y que contiene guiños a los partidos independentistas catalanes, cuyo apoyo le será indispensable.
El proyecto adoptado en consejo de ministros abunda en dos direcciones: la política social, con un considerable aumento del gasto, y la gestión de la crisis en Cataluña, con una mayor asignación económica en infraestructuras para el gobierno regional, controlado por los separatistas.
“Son unos presupuestos buenos para Cataluña, y por tanto, aquellos que defienden Cataluña deberían aprobarlos”, dijo en rueda de prensa la ministra de Hacienda, María Jesús Montero.
“Cuando el gobierno (catalán) permanentemente demanda más recursos para Cataluña, tiene una oportunidad en estos presupuestos, que dan más recursos a Cataluña. Por tanto, soy optimista ante su tramitación”, añadió Montero.
En cuanto a los gastos en Estado del bienestar, “el 57,3% del mismo es gasto social”, dijo la ministra.
“Esto significa que es uno de los presupuestos más altos de nuestra historia en gasto social”, añadió la ministra de Hacienda al defender las primeras cuentas presentadas por Sánchez, que serán presentadas el lunes al Parlamento para su votación en las semanas venideras.
El líder socialista llegó al poder en junio tras expulsar al Partido Popular en una moción de censura apoyada entre otros por los separatistas catalanes.
Reitera que su objetivo es agotar la legislatura, a mitad de 2020, pero su ejecutivo es el más minoritario de la democracia española, con sólo 84 diputados socialistas de los 350 que cuenta la cámara baja.
Para seguir adelante hizo saber que necesitará aprobar estos presupuestos. En principio tendrá el apoyo de la izquierda radical de Podemos, aunque le hará falta también el de los nacionalistas vascos y catalanes.
Los partidos independentistas catalanes se lo están poniendo difícil y no dejan de exigirle a cambio un diálogo sobre el derecho a la autodeterminación de su región.
Igualmente han intentado que intervenga en la justicia, en favor principalmente de los nueve líderes separatistas presos a la espera de que en breve se abra su juicio por su papel en la intentona secesionista de 2017.
El ejecutivo de Sánchez ha reiterado que no puede intervenir en el poder judicial, y ha apostado en cambio por intentar atraerse sus votos disponiendo una mayor inversión en Cataluña.
– El espectro de las derechas –
Sánchez viajará precisamente este sábado a Cataluña, para preparar las elecciones municipales del 26 de mayo próximo. Le quedan numerosas negociaciones por delante con los independentistas, que aun con el dinero adicional que les reserva el presupuesto, siguen mostrando reticencias.
“Si no hay una respuesta política al tema de fondo, al debate de fondo, que es la autodeterminación (…) no hay presupuestos”, dijo este viernes a la radio Cadena SER Marta Vilalta, una dirigente de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC).
No obstante, los partidos catalanes podrían optar por el pragmatismo y salvar el gobierno de Sánchez, para evitar unas elecciones anticipadas que podrían catapultar al poder a las derechas. Éstas acaban de arretabarle a los socialistas su feudo de Andalucía, y han manifestado su voluntad de intervenir duraderamente la autonomía catalana en respuesta al desafío separatista.
En ese sentido, Dolors Bassa, ex ministra del gobierno regional de Carles Puigdemont y una de los nueve encarcelados, dio esta semana el tono al afirmar a la radio RAC1 que “no podemos dejar caer al gobierno de Pedro Sánchez”.
“La alternativa a tumbar este gobierno es mucho peor con el PP, Ciudadanos y la extrema derecha”, añadió, cuando algunos sondeos auguran que esas fuerzas podrían sumar una mayoría en el conjunto de España, en caso de celebrarse ahora elecciones.
Entre los detalles del gasto social, se prevén aumentos de las partidas para pensiones (6,2%), dependencia (59%), becas estudiantiles (10%) y cultura (9,7%). Igualmente se prevé aumentar el permiso de paternidad de cinco a ocho semanas.